martes, 15 de mayo de 2012

Alba Juárez ...sobre Conchi.


Han pasado tres días desde que tuve que decirte adiós a ti, a una de las personas más maravillosas que he conocido. A día de hoy, 13 de mayo del 2012, sigo sin poder creerme que ya no estés con nosotros y me costará asimilarlo, porque para mí, siempre estarás viva.
Recuerdo lo que sentí cuando llegué y decidí entrar en aquella sala en la que tú estabas, aunque no pudiese verte. Me estremecí, sentí tristeza, rabia, impotencia, pero vi tu foto y no pude evitar sonreír. ¡Qué guapa estabas! Y, cómo no, con esa sonrisa en la cara que tanto te caracterizaba. Esa sonrisa que nos contagiaba a todos, que daba gusto mirarte porque transmitías alegría, felicidad, amor por la vida, como tú tenías… Me vinieron a la mente un montón de recuerdos, como el día en que Gonzalo, Isabel y yo nos escapamos de clase de francés y nos colamos en tu clase para celebrar tu cumpleaños. También, recordé los momentos contigo en clase, cuando recitabas los poemas con tanto entusiasmo, con tantas ganas de que nosotros aprendiéramos y el empeño que le ponías. Creo que no he visto a una persona tan entregada a su trabajo como lo estabas tú. Sólo con mirarte, veíamos que te gustaba dar clase y que disfrutabas mucho con nosotros.
Además, siempre estabas ahí, al pie del cañón, apoyándonos siempre que teníamos algún problema y nos ayudabas a solucionarlo, algo que siempre te vamos a agradecer toda la vida.
Pensé en la suerte que he tenido yo, al igual que el resto de mis compañeros, en conocerte y haber podido disfrutar de una profesora tan buena como tú, que conseguías que todos estuviéramos atentos en clase (cosa que pocos han conseguido) gracias a tus gestos, tu emoción al dar la asignatura, los gritos que soltabas de vez en cuando por si alguien se dormía a primera hora de la mañana… por todo. No sé ni cómo me dio tiempo a pensar tanto en tan poco tiempo, pero si lo hice es porque eres alguien importante, que me ha marcado, con la que he vivido momentos tan buenos y divertidos de los que dudo mucho que me olvide.
Siempre dicen que se van las mejores personas y que sólo mueren cuando se las olvida, por eso, anteriormente, he dicho que para mí siempre estarás viva, porque nunca te voy a olvidar. No paro de preguntarme por qué la vida ha sido tan injusta y ha tenido que poner fin a tu vida, la vida de una persona joven, alegre, buena, divertida, tan llena de vida, tan… tan tú, Conchi.
En mi mente, cada dos por tres, aparece la cara de todos los que asistieron a despedirse, la tristeza que sentimos al pensar que ya no íbamos a verte más y lo querida que eras. Fue un día gris para todos nosotros, por mucho que hiciese un sol espléndido, porque te fuiste y, desgraciadamente, ya no hay marcha atrás, ya no puedes volver. No te vamos a olvidar, Conchi, estarás dentro de nuestros corazones y te recordaremos con una gran sonrisa, como la que tú siempre tenías en la cara. Te queremos.

No hay comentarios: