martes, 15 de mayo de 2012

Antonio Sánchez...sobre Conchi.


Recuerdo aquellos días en los que subía a nuestro aula antes de la última hora de clase. Ahí estabas tú, leyendo como siempre el periódico y al verme por la puerta tu saludo era una enorme sonrisa. Siempre recordaré tus cariñosas regañinas diciéndonos: “¡Calla ya, pesado!, ¡Uy que pesado!, ¡Miralo!” Pero también me quedo con tu enorme profesionalidad. Más de uno hemos aprendido contigo a apreciar nuestra lengua y su historia, todo ello gracias a ti.

También te debo agradecer los momentos difíciles en lo que me has apoyado, a darme cuenta del esfuerzo que tenía que hacer y ayudarme a seguir estudiando donde siempre lo quise hacer. Te lo debo a ti.

Cuando pienso que te has ido, me cuesta creerlo todavía ya que una persona llena de vitalidad, alegría y fuerza como tú no se lo merece. La vida es muy injusta, pero Dios lo ha querido así, quizá haya que encontrarle el sentido de que en la vida tienes que dar todo lo mejor de ti porque nunca sabes qué día te puedes ir.

Por todas las cosas que he aprendido y sigo aprendiendo de ti, ¡¡¡gracias!!! Siempre estarás con nosotros, en el corazón.

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